En la actualidad ya no hay porque insistir en las razones que pueden justificar la presencia junto a los niños de un animal, en particular el perro. En todo caso, frente a las ventajas que ello representa siempre se podrá alegar el peligro de accidente con sus dramáticas secuelas. Y como la reputación del perro puede quedar en entre dicho, resulta imposible tratar las relaciones entre niño y el perro sin abordar el problema de los accidentes.

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