El buen desarrollo de esta secuencia de agresión implica que el perro que muerde a un congénere se capaz de modular la presión de sus mandíbulas en función de las reacciones del adversario. Dicho control, calificado por la mayoría de los autores como "mordedura inhibida", es el resultado de un aprendizaje precoz que hace el cachorro en fratría y en presencia de adultos. En los juegos, el cachorro de cinco a seis semanas muerde a sus hermanos y hermanas o a la madre y provoca en ellos reacciones que van desde la emisión de pequeños gritos a agresiones de respuesta pasando por sumisiones.
Esta adquisición, indispensable para la vida en sociedad con los congéneres, se debe afinar con la educación que le darán los dueños, pues el hombre tolera la mordedura mucho menos que los perros. Ni que decir, este aprendizaje puede verse perturbado por las condiciones de vida del cachorro en el seno de la familia humana.
Esta adquisición, indispensable para la vida en sociedad con los congéneres, se debe afinar con la educación que le darán los dueños, pues el hombre tolera la mordedura mucho menos que los perros. Ni que decir, este aprendizaje puede verse perturbado por las condiciones de vida del cachorro en el seno de la familia humana.

La agresión por miedo o "agresión crítica" (Hediger 1950) no está bajo la estricta dependencia del córtex cerebral. Lo que desencadena cualquier situación que impida las reacciones de huida o de evitación (escondiéndose por ejemplo). Aparece en un contexto emocional muy fuerte y va acompañada de modificaciones fisiológicas debido a la estimulación de los receptores beta_adrenérgicos.
A partir de entonces se observa un estado de hipersecreción con vaciado de las glándulas anales, diarreas, vómitos, salivación, al que se añaden una aceleración de los ritmos cardíaco y respiratorio, Aquí es raro que la mordedura esté precedida de intimidación, su intensidad no ésta controlada y no se produce apaciguamiento; por lo tanto es de temer.
A partir de entonces se observa un estado de hipersecreción con vaciado de las glándulas anales, diarreas, vómitos, salivación, al que se añaden una aceleración de los ritmos cardíaco y respiratorio, Aquí es raro que la mordedura esté precedida de intimidación, su intensidad no ésta controlada y no se produce apaciguamiento; por lo tanto es de temer.

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