viernes, 13 de septiembre de 2013

EL CACHORRO EN EL PERIODO NEONATAL

El cachorro recién nacido es nidícola y está en una dependencia total de la madre. a cargo de ésta corre incluso la regulación de su temperatura interna y la eliminación de las heces. En efecto, el bebé perro no tiene todavía una temperatura constante y la perra debe velar por que no se enfríe ni quede expuesto a un golpe de calor. Del mismo modo, como los reflejos de micción y de defecación todavía no existen, es la madre quien provocará la salida de los excrementos y la orina haciendo masaje con la lengua en el abdomen de su retoño.
Durante este período, los cachorros también son incapaces de desplazarse de cualquier manera que no sea trepando en cortas distancias. Por otra parte, sus sentidos apenas están desarrollados y a lo largo de esta fase el tacto y después el gusto serán sus únicos medios de información. Por lo que resulta de vital importancia y esencial la riqueza de estímulos del entorno desde el mismo momento del nacimiento. En efector, la maduración de los tejidos cerebrales, aún sin terminar, está muy condicionada por los estímulos recibidos. Hoy se sabe que la causa del rendimiento del individuo no es el volumen del cerebro sino la cantidad de conexiones iterneuronales. Ahora bien, esa red está en plena formación durante el período neonatal, y los trabajos realizados con diferentes especies han demostrado que los sujetos que se desarrollan en un medio que recibe pocos estímulos tiene un córtex con pocas conexiones.
Durante el período neonatal, ciertos reflejos primarios permiten que el cachorro responda eficazmente a sus necesidades. Como los reflejos evolucionan con el desarrollo del animal, el ponerlos de manifiesto hará posible la detección de las anomalías.

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