lunes, 9 de septiembre de 2013

Alimentación del perro durante el crecimiento.


En síntesis, el cachorro tiene que recibir cada día proteínas, calorías, vitaminas, minerales y oligoelementos, igual que un adulto pero en proporciones sensiblemente diferente. Por lo general, su ración "concentrada", es decir, que a cantidades iguales, será más rica en estos componentes. 

Ante todo habrá que preocuparse de la bebida del perro del recién nacido que es más sensible a la deshidratación que el adulto, y cuya necesidades hídricas, por tanto, son proporcionalmente más importantes: lo mejor es que tengan siempre un recipiente lleno de agua fresca.

El cachorro comerá 3 veces al día hasta que tenga 6 meses, y a partir de entonces le bastarán dos comidas diarias. Esta frecuencia de dos comidas cotidianas es preferible mantenerla para el perro adulto, sobre todo si es de tamaño grande, porque el aporte alimenticio se reparte mejor a lo largo del día y así se reduce el riesgo de una sobrecarga gástrica.




Nada de sobre cargas ni de cambios bruscos.


La alimentación no debe de ser demasiado copioso por más que sea de buena calidad. En efecto, la capacidad digestiva del cachorro es limitada y si se superara, la sobre carga daría a diarreas. Así, pues, hay que tener cuidado con las comidas demasiado ricas o abundantes y con la glotonería del cachorro. 

El cambio brusco de régimen también es una causafrecuente de diarrea de los cachorros que toleran menos que los adultos las variaciones demasiado rápidas en la alimentación: en caso de necesidad, convendrá hacer una transición progresiva de 8 a 10 días para que el sistema digestivo se adapte bien a la nueva comida.

El criado que le haya entregado el perro insistirá en que se le alimente con el mismo producto que se utilizó para destetarlo, de modo que no se añada el estrés del cambio de alimento al de la separación de la madre.


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