jueves, 12 de septiembre de 2013

El ataque

Esta segunda fase concreta en el perro con la mordedura que no se produce por casualidad sino que, según parece, apunta a ciertas partes del cuerpo del adversario; en efecto, se asiste a una tentativa de coger la piel del cuello o de la espalda. Este mismo contacto físico está muy eficazmente controlado en los individuos sanos y la duración de la mordedura así como su intensidad son muy demostrativos.
El contexto relacional que precede a la mordedura influye en el desarrollo de la acción propiamente dicha. Esquematizando, se puede decir que, cuando el perro que muerde se percibe como dominante, la mordedura es breve, acompañada de intensos gruñidos y seguida de una postura de amenaza que preparará ya sea una nueva mordedura más prolongada que la anterior, ya la tercera fase de la secuencia, llamada de "apaciguamientos"; cuando la situación es más "abierta" y los dos adversarios parece que se sitúen en el mismo plano jerárquico, las mordeduras duran más tiempo, en realidad, hasta que uno de los dos protagonistas adopte una postura de sumisión.


La tercera y última fase, la del apaciguamiento, puede dar por terminada la interacción. El vencedor pone una de sus patas delanteras sobre el cuello del vencido, y éste se frota contra el pecho del dominante mordisqueándole los pelos situados debajo de las orejas. En el caso de que no se acepte el apaciguamiento se reanuda el combate.

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